Before Midnight.
Otros nueve años han pasado desde “Antes del Atardecer” y por fin sabemos qué pasó después de dejarnos en ascuas. Y es cierto, Jessie y Celine siguen juntos, son padres de dos hermosas gemelas y se encuentran de vacaciones en la Sureña Poliponesia, en Grecia.
Celine sigue siendo una activista que piensa en comenzar a trabajar en el Gobierno, mientras Jessie le recuerda que es un trabajo que va a terminar odiando. Y él ha escrito su tercer libro basado en las experiencias que ha vivido con ella.
Celine siempre se me ha hecho el personaje más complejo, tiene demasiadas facetas, lo que hacen su personalidad muy rica y definitivamente una que tienes que aprender a apreciar. Va de 0 a 100 en un minuto. Continúa con sus pensamientos catastróficos que la caracterizan, como el hecho de que le daba miedo ir a Grecia porque es un lugar lleno de historia, de tragedias y de mitos; así que pensaba que algo trágico iba a pasar.
-“Pensabas que el minotauro se comería a tus hijos”.
-“Exactamente!”.
Y Jessie continua con su vibra relajada, un poco arrogante, entrando en una espiral cuando se siente presionado y recibe solo respuestas negativas. Y como dice Celine “A veces siento que tu respiras helio cuando yo respiro oxígeno”, referencia a que no se toma las cosas muy en serio y que sigue teniendo una vibra de adolecente.
Como en la primera película “Antes del Amanecer”, continúa pensando en escribir un libro acerca de “un día en la vida de un grupo de personas”, pero esta vez con anormalidades cerebrales, desde sus puntos de vista únicos; por ejemplo, una señora con un estado permanente de Deja Vù.
Julie Delpy e Ethan Hawke, a pesar de los años, continúan teniendo una química en escena increíble. Después de tanto escribir juntos y exprimir todas sus experiencias, no es algo que resulte difícil de creer.
Durante los primeros 40 minutos de la película, a diferencia de sus precuelas vemos a Celine y sus hijas recolectando jitomates, a los niños jugando en el patio, nadando en la playa, pero aún no vemos lo que por lo menos a mí me atrae de esta serie. A esta pareja teniendo una conversación honesta.
Esta vez una de las conversaciones más interesantes sucede durante una comida con los amigos que los invitaron de vacaciones y éstos son: un escritor griego (Patrick) y su amiga, dos jóvenes y otra pareja quienes les planearon una velada romántica para disfrutar sin sus hijas.
Esta platica es la primera demonstración de cómo a pesar de ser tan buenos conversadores o por lo menos eso nos demostraron en las precuelas, han perdido esa habilidad de comunicarse entre ellos. Se conocen muy bien y, sin embargo, pareciera que han perdido la habilidad de leer a su pareja y de comunicarse.
Lo hacen evidente, cuando durante la comida una joven plantea si esta idea del amor que dura para siempre sigue siendo relevante para nosotros hoy en día. Ya que la mamá de su abuela escribió una carta donde en un párrafo relata que no hay que dejarse consumir con el romance, sino que las amistades y el trabajo es lo que le brindó felicidad.
Y por otro lado tenemos la variante que a mi parecer es más sana, donde el escritor griego relata la relación que tuvo con su esposa: “ella siempre fue más racional, cuidó de sí misma y me pidió hacer lo mismo con suficiente espacio para encontrarnos en el medio. Nunca fuimos una persona, siempre fuimos dos y lo preferimos de esa manera”. Concuerdo más con esa idea, es un balance y hay que aprender a saber cuándo estirar y cuándo aflojar de manera constante.
Por fin vemos a Celine y Jessie solos caminando, paseando por unas ruinas, mientras Jessie platica la próxima historia que quiere escribir.
Y durante esta conversación entendimos que dejaron de tener este tipo de pláticas. Como la mayoría de las parejas lo cual es totalmente comprensible ya que se consumieron con el día a día, con los horarios de comida, de trabajo y todo lo que rodea a sus hijas.
Y aquí me pregunto qué pasaría si hubieran tenido el espacio para tener estas conversaciones que hicieron que enamoraran desde un principio, que los hicieron conectar con alguien de manera profunda. Espacio para descubrir que hacen las mismas cosas.
Todo empieza a ir bien, otra vez hay química, hasta que el pobre Jessie cae en una trampa. Y sabemos que Jessie siempre ha sido el romántico de la relación… pero reprueba al responder la pregunta de Celine “Si nos conociéramos por primera vez en un tren, ¿me encontrarías atractiva? Así como estoy, ¿pedirías que me bajara del tren contigo?”. No le da la respuesta que estaba esperando escuchar, simple y sencillamente “¡Sí!”.
Debió haber aprendido de Rocky… quien da la respuesta más acertada que he escuchado a Adrian.
-Adrian: ¿Quieres un compañero de cuarto?
– Rocky: Absolutamente.
Rocky 1976
Aunque después se recupera continuando en su conversación mientras se van adentrando al pueblo diciendo que “espera con ansias” a pasar los próximos 56 años de su vida con ella. Esto después de que Jessie comenta que su abuela, acaba de morir y estuvo casada con su abuelo por 74 años. Así que desde 1994 tendrían que estar juntos 56 años más para llegar a la meta de 74 años.
Luego de entrar en una capilla de la era Bizantina, es aquí donde aprendemos que nunca se casaron. Después caminan a lado de la playa y aquí aparece mi escena favorita… cuando están sentados contemplando el atardecer. Para mi esta es la escena donde se ve claramente cómo continúan teniendo una conexión y al mismo tiempo vemos un ligero reflejo de lo que está por venir. Caminan hasta llegar al hotel a la cita que les prepararon sus amigos.
Se conocen tan bien el uno al otro, que saben que la mínima sugerencia de algo se convertirá en una decisión contundente a futuro, como el hecho de mudarse a Chicago. Es aquí donde tienen una enorme discusión. ¿Y cuál es el verdadero problema?
¿Celine es realmente una víctima de la pasión que no quiere convertirse en una esposa “sumisa”? Quizás son esos monólogos internos que se apilaron y contribuyeron a dejar tener comunicación con su pareja. ¿Y qué es lo que opina de Jessie? Ya no lo ve como alguien romántico y dulce, alguien que la hace sentir que ya no está sola y que tiene respeto por quien es.
Me enfoco en Celine porque es ella quien explota después de varios minutos de tener una diarrea verbal y de salir del cuarto enfurecida, para luego regresar a dar su última estocada: “Sabes qué es lo que pasa aquí, creo que ya no te amo”… Deja el cuarto de hotel en seco, y vemos a Jessie tratando de hacer sentido de lo que acaba de escuchar… nos enfocan la taza de té que dejó intacta, las copas de vino que dejaron sin terminar, la puerta por donde salió y la cama donde empezó toda esa hiriente discusión.
Creo que finalmente se convierten en la pareja que vieron en ese tren camino a Viena, en el verano del ’94, esa pareja discutiendo, sin escucharse el uno al otro; la pareja por la cual comienzan su plática y se conocen. Pareciera que de cierta manera todo regresa al principio… a cuando se conocieron.
En mi opinión esta película es la más honesta de las tres, definitivamente la más triste o pesada de ver; en la primera somos testigos de cómo comienza su conexión intrínseca, en la segunda cómo se reencuentran y se arriesgan a la posibilidad de estar juntos, y en la tercera cómo dejan de escucharse el uno al otro y de comunicarse como lo hacían antes.
Los esfuerzos que hace Jessie por hablar con ella y la honestidad con la que le dice: “Te digo que te amo incondicionalmente, estoy tratando de hacerte reír. Pero si quieres el amor verdadero… esto es, puede no ser perfecto, pero es la vida real y si no puedes verlo entonces estás ciega; me rindo”.
Aun así, siendo la más honesta y menos romántica de la trilogía, en la que terminamos exhaustos emocionalmente para mi es casi palpable ver el esfuerzo que hacen por dejar de cegarse por toda la basura que los rodea y de encontrar nuevamente ese punto, esa pequeña llamita que esta por apagarse en su conexión.
Y como un rayo de esperanza finalmente Celine dice: “Bueno, definitivamente es una increíble noche la que estamos a punto de tener”.
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